Educando en el machismo, la debilidad y la incultura…


Hace poco en un debate se hizo mención sobre que uno de los problemas de la actualidad en España es que nos hemos vuelto blandos, sin carácter, fofos, porque si no fuera así, si las actuales generaciones fueran como las que corrían delante de «los grises» no se estarían tomando las medidas tan antisociales que se están tomando en todos los sectores sociales y de la economía, no se permitiría el abuso que los políticos de todo el arco parlamentario ejercen allí donde tienen poder. Uno se pregunta qué tendrá que pasar para que la gente salga a la calle como en aquella época, como entre 1974 y 1978, porque por mucho menos que todo lo que está pasando ahora la gente salía a la calle; es cierto que entonces el escenario era distinto, existía la dictadura o los restos de la misma y se luchaba por la libertad, pero los escándalos de todo orden día sí y día no, la destrucción de los derechos sociales, la corrupción por todas partes y todo lo que ustedes saben no era la orden del día. Si esto hubiera pasado entonces no sé que hubiese sucedido, y recordemos que en aquel momento caer en manos de la policía entrañaba un peligro muy real.

Dando vueltas a todo esto es inevitable llegar a la conclusión que nos hemos reblandecido, y mirando más detenidamente hay indicios de una falta de cultura generalizada que, como muestra de ella, lleva incluso a que se perviertan una serie de valores que, aparentemente, dicen defenderse. Digo esto porque he leído una noticia en la cual, con alivio, me entero que tanto la Audiencia Nacional como la Agencia de Protección de datos han dado la razón al Director de un colegio de Madrid por acceder a los datos del móvil de un alumno.

Supongo que ustedes conocen la noticia, pero por si acaso el asunto consiste en que un niño estuvo enseñando en el colegio un vídeo pornográfico a una niña, la cual se quejó del asunto, hasta aquí no pasa de ser una gamberrada que hay que corregir, tampoco es cosa de niños, con doce años que tenía el niño ya no es «tan niño», ya es hora de haber sido educado pero puede comprenderse «la gamberrada»; sin embargo, lo que no tiene por donde cogerlo es el padre… Enterado del asunto no se lo ocurre otra genialidad que denunciar al colegio por «violación del derecho a la intimidad, privacidad y secreto de las comunicaciones». Ya sé que quizás haya quien diga que esos vídeos están a la orden de día, pero me pregunto con que cara le miraran los padres de las demás niñas que vayan a ese mismo colegio cuando vaya a recoger a su hijo, porque dudo que aunque sepan que esos vídeos al día de hoy son de fácil acceso les haga gracia que sus hijas tengan que ver los mismos por el capricho del hijo de ese señor… Señor que pretende y se cree, además, que el capricho de su «niño» debe prevalecer sobre lo que sea.

Y nos podemos preguntar además: ¿Cómo hubiese visto este «niño» la sociedad y su capacidad de actuación si no fuera porque le han quitado la razón a su padre? Pues justo con la visión machista que está costando tanto erradicar. Entre la violencia moral, aquella de que «yo hago lo que me da la gana porque mi derecho está por encima de todo» propia de este padre y su hijo y la violencia física solo hay un paso: Que el que cree que puede hacer lo que le de la gana porque sí encuentre alguien que le diga no y entonces -acostumbrado a hacer siempre su santa voluntad- pase a un estado más tangible y físico de violencia; y es inevitable a menos que se encuentre frente a él con alguien más grande y más fuerte (y se lo piense dos veces que a veces ni así), pero las mujeres raramente lo son. Esta es la educación que el padre del «niño» le está dando al mismo, está creando un perfecto machista, en estos casos te gustaría ver si con un poco de suerte ese padre tiene que pedir ayuda dentro de unos años para se le pueda corregir con algún programa como «Hermano Mayor», sería un poco de justicia no sé si poética o no pero justicia.

Claro que alguien dirá que porque hablemos de un caso no se puede generalizar pero yo creo que sí que este caso el sólo la punta del iceberg y que es señal de otras cosas más graves, pero como sé que alguno incluso así no estará de acuerdo os comento un caso que me ha dolido bastante más y cuya solución me ha alegrado porque hace poco también tuve conocimiento de un caso parecido donde al final el menor en cuestión tuvo que ser cambiado de colegio por la impotencia de los padres para solucionarlo de una forma lógica, con lo cual estas cosas no son un caso aislado, son sólo la muestra de un botón: Ciberacoso: un caso real con final feliz (y solución legal)

Si lo leen se darán cuenta de hasta qué punto es grave el que los padres «pasen» de un comportamiento que ellos consideran cosas de niños sólo para evitarse tener que educar a sus hijos, o reprimirlos, o simplemente «tomarse la molestia»… Prefieren alimentar el ego y el sentido de la propia importancia de sus hijos y eligen criar acosadores, gamberros y cualquier cosa similar porque claro, como siempre dicen: «es mi hijo no hace esas cosas…» Y esta es la realidad de esta sociedad, esos padres son laxos, fofos, blandos, irresponsables… ¿Así puede cambiarse algo? No, así tendremos más de lo mismo.

Pero, seamos sinceros… Siempre los niños/as han sido unos perfectos torturadores de sus compañeros más débiles o aislados. No es algo nuevo, lo nuevo es la permisividad y defensa por parte de los padres de esas actitudes. Si en mi tiempo le viene un profesor a mi padre/madre con una historia de acoso o de pornografía la que me hubiese caído no hubiese sido pequeña, la autoridad de los adultos no se cuestionaba pero en la actualidad con este tipo de actitudes lo que no se cuestiona es la autoridad de los niños/as, ellos y su santa voluntad tienen la autoridad sobre cualquier otra y repito que este tipo de hechos dados a conocer son sólo la punta del iceberg. Y pensemos, por ejemplo, en cosas como el botellón y la música a todo decibelio en vecindarios que quieren mantener su parque limpio y sus noches tranquilas que lleva ya mucho tiempo instaurado, tanto que muchos de los que lo practicaron son hoy padres, lo cual hace fácil entender el problema: Nadie puede dar a otro lo que el mismo no tiene. Si no tiene educación, respeto y un mínimo de conocimiento y sentido común, ¿cómo se lo va a poder dar a sus hijos? Todos ellos son fruto de esa misma educación donde desde hace quizás treinta años o más los/as niños/as y sus derechos son el centro del Universo y donde, realmente, no se les ha educado en un mayor conocimiento, sólo en la vana pretensión de que todo gire a su alrededor.

Como ya he dicho no es que en otros tiempo, de jóvenes, fuéramos unos santos ni mucho menos, éramos tan peligrosos como los actuales, la diferencia era simplemente que no nos dejaban hacer nuestra santa voluntad sobre la de los demás y estas cosas son las que constituyen el carácter de un país. ¿Nos extrañamos si admitidos y educamos en estas actitudes que luego la corrupción campe por sus respetos en España? Cuando lo que se enseña a los niños que alrededor de ellos gira el mundo y que ellos son el centro del Universo eso es lo normal, cuando además se permite que se ejerza este tipo de violencia contra otras personas de su entorno creo que se ha criado y se está criando el peor material humano que pueda darse. Y si se está permitiendo sólo cabe hacerse una serie de preguntas:

¿En qué estaría pensando el padre de ese «niño» de doce años para denunciar al Director del colegio y buscar encumbrar de esa forma la (mala) voluntad de su hijo y enseñarle de esa forma que nada debe oponerse a sus caprichos? ¿Qué clase de ejemplo pretende darle? ¿Es una persona normal o tal vez es un «descerebrado» con necesidad de tratamiento terapéutico, o tal vez sólo necesite de ser educado porque sus padres no lo hicieron y criaron también un machista potencial por mucho que quizás en su entorno pregone lo contrario?

¿En qué estarían pensado los padres de esos «niños» y «niñas» que se dedicaban a acosar a otra para defender esa clase de actuaciones? ¿Tan estúpidos eran que no se daban cuenta que mañana les podía pasar a alguno de sus hijos/as?

¿Qué clase de personas son y han sido esos padres, tanto de los niños de ahora como la de sus padres que permitieron y hoy permiten estas actitudes, cual es su talla moral, cual es su nivel de conocimiento y cultura?

¿Tal vez en realidad sólo sea, como decía H. Ford, que pensar es el trabajo más difícil que existe y por eso tan pocos lo practican y por ello directamente es que ni piensan porque cansa mucho o porque supone asumir responsabilidades?

¿Tal vez esta forma de «educar» tenga algo que ver con nuestro carácter como país donde todo el mundo tiene que tener razón incluso de temas de los que ignora todo para imponer su ego, y donde cuando se comete un error en la conducción -es por poner un ejemplo- en vez de pedir disculpas se insulta? ¿Tal vez tenga que ver con que ni un sólo político o cargo del orden que sea pide disculpas por sus errores?

He titulado este post «Educando en el  machismo» y en el primer caso está claro, pero quizás alguno diga referido al segundo ejemplo que en este caso quienes empiezan con el acoso son niñas, pero yo creo que machismo en realidad se refiere a esa actitud que significa aprovecharse de la debilidad de otro para dañarlo, subyugarlo, torturarlo… Quizás no sea una palabra acertada porque se refiere al género masculino y debería ser para ambos géneros, pero refleja bien la violencia que el hombre por su situación de poder ha podido ejercer históricamente (y lamentablemente todavía hoy en ciertas sociedades o grupos «»»»culturales»»»» -me faltan comillas aquí-) sobre los más débiles y, también y especialmente, sobre la mujer.

Todo esto me repugna… Cuando se educa a alguien, niño o niña, en la idea de que puede ejercer su capricho y su poder sobre los demás y que no sólo que no está mal sino que ni siquiera tiene consecuencias se le está educando en una forma de violencia que bien está llamarla machismo y, además, se está creando una generación con una falla moral importante, una generación irresponsable que, tal vez más allá de ello, está demostrando la falta de talla cultural y moral de toda una generación de padres/madres y, tal vez, es por ello por lo que actualmente nuestros gobernantes puedan hacer lo que quieran con nosotros porque este tipo de forma de actuar no sólo refleja que se han vuelto blandos, flojos, fofos moralmente, sino que refleja muy especialmente como digo su falta de cultura (que no tiene nada que ver con las carreras universitarias que ostenten que bien puede que las tengan) y de mínimo conocimiento humano y hasta algo más grave, que ellos con esa forma de proceder demuestran también que son como niños mal criados que se creen que todo les va a llegar porque papá y mamá se lo va a dar todo, que su voluntad es el centro del Universo que está ahí para estar a su servicio… Y creo que lo creen porque eso es lo que están enseñando a sus hijos.

¿Pero que es una persona sin educación, sin conocimiento, sin talla moral, sin cultura…? Es Nadie.

Y rodeados de «nadies» es normal que nuestros gobernantes y los poderes a los que sirven hagan lo que les dé la gana… Y aquí sólo me cabe dejar las palabras de Eduardo Galeano, lo dicen todo mejor que yo:

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneros,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos los nadies, jodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no aplican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los nada,
los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

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